miércoles, 13 de octubre de 2010

Los Caprichos de Goya

Casi toda su vida, Goya realizó los encargos reales que le eran encomendados por los privilegiados, pero ya a finales del s.XVIII, con el surgimiento de la Ilustración, que iluminó las tinieblas que España había vivido hasta el momento con el absolutismo, en Goya despertó el artista caprichoso, fantasioso y libre que había permanecido durante tanto tiempo dormido.

En efecto, Goya fue un Ilustrado muy ingenioso que elaboró una serie de 80 estampas, llamada Los Caprichos, con las que criticó la sociedad de finales del s.XVIII e hizo una sátira del Antiguo Régimen, sus principios y sus grupos privilegiados. Y digo de manera muy ingeniosa porque Goya era perseguido por la Santa Inquisición, y el pintor tuvo que ingeniárselas para que sus cuadros no fueran censurados al criticar El Antiguo Régimen, recurriendo a metáforas, simbolismos, ironías, fantasías y otros muchos recursos.
Para la realización de sus dibujos Goya utilizó una técnica mixta de aguafuerte, aguatinta y retoques de punta seca. Sus dibujos tratan "asuntos caprichosos", a veces son imágenes realistas y otras veces fantasiosas, pero que detrás esconden un mensaje más profundo, y el resultado ha sido una obra de incalculable valor.

Y ahora, sin mas preámbulos, vamos a analizar tres de sus estampas:

Capricho 37: Si sabrá más el discípulo...



En la imagen aparece un burro enseñando a un borriquillo. Ambos parecen personificados al estar vestidos con sofisticados atuendos, al portar objetos como el libro, y al estar enseñando o aprendiendo.

Un significado bastante superficial es que Goya está dibujando una fantasía, que un ANIMAL (además tan terco y tozudo como un asno) pueda estar aprendiendo a leer o escribir, y más aún lo parece que enseñe a hacerlo. Y eso es lo que quiere Goya, que piensen que es una fantasía, un capricho de su imaginación.

La cosa cambia si observamos que los burros están vestidos con ropajes como los de los nobles y entonces llegamos a la conclusión de que los burros representan a los privilegiados. Por lo tanto, el significado que esconde la imagen es que los privilegiados son tan tozudos y tan incultos como vulgares asnos, y que están transmitiendo esos valores generación tras generación. Es igual de tonto el discípulo que el maestro, y por lo tanto, Goya nos dice que de donde no hay no se puede sacar. Y en mi opinión el pintor no se refería a leer o escribir, sino a que los privilegios pasan de padres a hijos y se crían a estos últimos con los malos valores de desigualdad, crueldad, creerse superior a los demás, y en definitiva se consiguen nobles tan tercos, duros de mollera a cambiar, y tan malcriados y creídos como burros, no tan trabajadores desgraciadamente.

Capricho 42: Tú que no puedes



En la imagen aparecen dos campesinos con dos burros subidos a la espalda. Los campesinos tienen una cara cansada, vieja y triste, mientras que los burros parecen fuertes, gordos, jóvenes y con una cara de seguridad y superioridad, pues van tiesos y con la cabeza bien alta. Además, los dos burros y los dos campesinos tienen la cabeza apoyada una encima de la otra, como si los campesinos se apoyasen y animasen entre sí con cariño y afecto (unión del pueblo) y los burros también se apoyasen entre sí (unión entre los grupos privilegiados).

A primera vista el cuadro es parecido al anterior. Es un mundo irreal y de fantasía, es el mundo al revés, fruto de la locura de Goya. En vez de ir las personas sobre los burros, son los burros quienes van sobre las personas. Eso es lo que Goya quiere que piensen.

Pero igual que antes, Goya usa los burros para referirse a los grupos privilegiados. Con este dibujo hace referencia a la sociedad estamental del Antiguo Régimen, y critíca la desigualdad entre las personas ante la ley y la explotación de los campesinos por parte de los señores. Los privilegiados (rey, nobleza y clero) llevan una vida de ventajas y comodidad en lo alto, a costa de los no privilegiados (burguesía, campesinos, artesanos y grupos marginales), quienes tienen que cargar con los de arriba y hacer todo el trabajo. Goya critica esta injusticia, pues los privilegiados se han aprovechado de los más desfavorecidos durante toda la vida explotándolos a trabajar y luego obligándoles a pagar excesivos impuestos con los que los señores podían llevar una vida de lujo, y los campesinos una vida de dificultades y trabajo. Me llama mucho la atención el que los burros llevan espuelas, que representa que cuando los campesinos no pueden más, los privilegiados les atizan para que el grifo siga abierto. Los campesinos sofocados, son los que llevan a cuestas a los señores. TÚ QUE NO PUEDES MÁS, LLEVAME A CUESTAS.

Capricho 23: Aquellos polbos



En la imagen aparece un auto de fe que Goya pudo ver en el año 1784.
Se ve un condenado por la Inquisición que está nervioso y asustado, con la cabeza agachada, la mirada perdida, la cara de desesperación, que aprieta con impotencia sus manos, y de su cabeza sale un capirote, gorro ridiculizante para distinguir al acusado.
Más allá podemos observar a un funcionario eclesiástico que está dictando la sentencia.
Y entremedio, donde el público, quien suele disfrutar con ahorcamientos y juicios a quien se lo merece, esta vez tienen caras largas y tristes, como si estuvieran desacuerdo con ese auto de fe, como si vivieran bajo un ambiente sofocante, temeroso y desdichado creado por la Santa Inquisición, instrumento de la Santa Iglesia.

Goya nos representa un auto de fe (un juicio) al que asistió. A simple vista parece una imagen totalmente normal y OBJETIVA, y lo es, está el acusado, el funcionario eclesiástico y los aldeanos representados con las caras que Goya vió.
Ese es el significado superficial, una simple representación de uno de los numerosos autos de fe que la Inquisición llevó a cabo.

Pero el otro significado yo lo encuentro en los rostros de las personas, y quizá también en el título.
En 1784 fueron procesados unos individuos por la venta de polvos como elixir mágico (la brujería era castigada por la Inquisición con la hoguera). Los pobres sujetos fueron encarcelados y humillados. El título completo es Aquellos polvos trajeron estos lodos.
Lo que Goya quiere representar se ve en las caras del condenado y el público. Miremos al acusado, parece totalmente inocente de haber hecho algo malo o algo por lo que se merezca tal juicio. Y miremos al público, sus caras de amargura. Goya nos dice que la Iglesia se estaba saliendo de su papel, que con la Santa Inquisición se había creado un ambiente de sofocación, de alerta, de sufrimiento y de amargura para la gente, pues vivían continuamente atemorizados ante las atrocidades que estaban cometiendo los eclesiásticos. Estaban cansados y asustados, la Iglesia ya no actuaba en nombre de Dios, sino en beneficio propio. Además, la Santa Inquisición se creó para eliminar la barbarie y traer paz al mundo, cumplir la voluntad de Dios, pero la Santa Inquisición actuaba con brutalidad y en voluntad propia, estaba creando violencia y miedo, valores que van totalmente contra el catolicismo.
Y en resumen, eso es lo que Goya critíca en este capricho, la intolerancia y el fanatismo religioso. La Iglesia ya no hacía nada mejor más que aprovecharse de los más desfavorecidos, ya no actuaba en nombre de Dios, pues se había desviado del buen camino.


Las imágenes están relacionadas claramente con la Ilustración, aparte de porque su autor, Goya, es un ilustrado, porque las ideas y críticas que abarcan son propias de la Ilustación.
Pongamos por caso el Capricho 42, que critica la sociedad estamental, al igual que la Ilustación, que defiende la igualdad entre todas las personas, sin más privilegios para unos ni peor vida para otros. Defiende que tenemos que ayudarnos entre nosotros porque los hombres debemos ser buenos, es lo natural.
Otro ejemplo es el Capricho 23, en el que Goya critica a la Iglesia y a la Inquisición porque se están pasando de la raya, en vez de ser un instrumento para el bien están cultivando la violencia y el miedo entre los ciudadanos. Y la Ilustración defiende la tolerancia religiosa, defiende que hay que respetar las creencias religiosas de cada persona y va en contra de las ejecuciones, matanzas, guerras de religión; va en contra de la censura y prohibición de libros... y en definitiva todo esto era lo que estaba creando la Iglesia con la Inquisición.


Goya fue un ilustrado claramente porque como ya he dicho, las ideas que se reflejan en sus dibujos son ideas de la Ilustración, además de que sus numerosas críticas y sátiras contra el Antiguo Régimen coinciden con las críticas de la Ilustración. Es decir, critican lo mismo, tienen los mismos enemigos.
Lo que hay que aclarar es que Goya no comparte el mismo optimismo de los demás ilustrados, puede que viese el mundo más negro por la desastrosa época de su vida por la que estaba pasando, pues en 1792 la enfermedad aquejaba al famoso pintor, dejándole una secuela que le acompañaría el resto de sus días, la sordera.

2 comentarios:

  1. Está muy bien Andrés. Enhorabuena.
    Respecto a lo de los burros, también puede ser una crítica a la educación tradicional...

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  2. Muchas gracias por el cumplido, Fernando.
    Y sí, supongo que los Ilustrados también criticaron los métodos de enseñanza y sobre todo la poca accesibilidad que había a ella, pues solo unos pocos privilegiados eran los que tenían contacto con la educación. Los Ilustrados defendían que todos tenemos derecho a la educación, pues así la sociedad es más culta en general y es más fácil el desarrollo.

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