miércoles, 30 de marzo de 2011

LOS AFRICANOS NUNCA LLEGAN TARDE


África no deja de sorprenderme.

Los africanos tienen una concepción del tiempo muy diferente a la nuestra. Nosotros, los occidentales, vivimos angustiados con el paso del tiempo, somos sus esclavos. Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, estamos pendientes del reloj, de horarios, de ser puntuales; todas nuestras actividades están organizadas en el tiempo. Sin embargo, expresiones como “¿Qué hora es?”, “es tarde”, “es pronto”, “¿A qué hora…?”, son perfectamente desechables para los africanos.
En África se tiene una mentalidad y unas costumbres más religiosas y espirituales. Los africanos viven fuera de las pegajosas y organizadas redes del tiempo, escapan al estrés que pegarse a esas redes conlleva. Ellos consideran que el tiempo existe como consecuencia de nuestros actos, sin nosotros, no tiene sentido; e incluso pueden mantenerlo latente. Así, es común encontrarse en África a personas haciendo, simplemente, nada. Su mirada permanece perdida, meditan, esperan inmunes al paso del tiempo, se encuentran presentes en cuerpo, pero asemejan estar ausentes.
Admiro y envidio que no vivan como súbditos del tiempo, que no les preocupe ni sofoque esperar sin hacer nada, lo que los occidentales llamaríamos “perder el tiempo”. Pero, ¿realmente consideran ellos que lo pierden?

Es increíble como cambian las concepciones, costumbres y estilos de vida de una cultura a otra.

Cuanto más conozco sobre África, más me fascina.

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